martes, 19 de mayo de 2015

Concierto Parque Cultural Valparaíso, Cerro Cárcel

Querido amigos de Valparaíso y alrededores:

El próximo sábado 13 de Junio, a las 19 hrs., haremos un concierto en el Parque Cultural de Valparaíso, en el Cerro Cárcel de esta ciudad, al que queremos invitarlos cordialmente.

Esta presentación es muy significativa para nosotros por cuanto hace más de un año que no hacemos un concierto en esta región y, además, porque se trata de un bello y moderno auditorio que nos garantiza un sonido de excelencia, gentileza de una institución que nos acoge con toda la cordialidad de sus colaboradores y la comodidad de sus instalaciones. Otra razón que le da especial relevancia a esta presentación es que tres de los fundadores del grupo nacimos en esta ciudad, a la que volvemos cada cierto tiempo, para reencontrarnos con nuestros amigos y compañeros de siempre.

En esta presentación haremos un recorrido por el repertorio que da cuenta de los 43 años de vida del grupo, e interpretaremos algunos temas nuevos del CD que grabaremos este año, entre los cuales hay tres que serán estrenados en esta oportunidad.

Como es nuestra costumbre, cada tema será antecedido por una breve explicación, para situarnos en el contexto histórico, geográfico y sociocultural y, en el caso de nuestras composiciones, para compartir las motivaciones de los autores.

Los invitamos entonces a viajar juntos a través de este continente, y a compartir las emociones y las atmósferas que crean los sonidos y las palabras, experiencias espirituales personales y colectivas convocadas por la magia de la música.

Juan Silva
Director Kollahuara


martes, 5 de mayo de 2015

La partida de César Palacios

La triste noticia de la partida de Cesar Palacios nos lleva inevitablemente de vuelta a los años años ochenta, época combativa para los trabajadores de la cultura popular que elegimos quedarnos en el país después del Golpe Militar, cuando empezaron a sucederse los masivos encuentros musicales en los teatros Caupolicán y Cariola, y en tantos otros lugares que apoyaban la difusión de nuestra música y el retorno a la democracia.
Y allí estaba siempre César, aportando con la música de su charango, su juventud y el entusiasmo de una generación que se formó luchando contra la corriente, contra el orden establecido, e iluminando con su música esta patria que se debatía en lo que por entonces llamábamos el "apagón cultural".
Recordando esos duros años, encuentro en el álbum de nuestros recortes de prensa un afiche que queremos compartir con todos ustedes. Es de Agosto de 1983 y se trata de uno de los primeros encuentros masivos de cantores populares, en el año en que comenzaron la protestas masivas en todo el país. Allí está César Palacios como solista, acompañado seguramente por Gastón Avila (me corriges Gastón si me equivoco...) después de haber integrado ambos el grupo de Los Curacas, por esos años en receso.
Y luego del retorno a la democracia, paradójicamente, las cosas no mejoraron como se esperaba para los músicos que se quedaron, los que debieron reinventarse o alejarse del país, como seguramente ocurrió con César, lo que a nuestro entender fue un injusto destino para quienes se la habían jugado por la cultura popular de este país en tiempos difíciles.
Lo demás es historia conocida. Solo nos resta recordar a César con la inmensa gratitud de quienes lo conocimos y disfrutamos alguna vez de su música limpia, sencilla y transparente. La música de un espíritu grande y generoso que será recordado siempre con cariño y respeto.
Juan Silva
Director, Kollahuara de Chile

miércoles, 15 de abril de 2015

EDUARDO GALEANO AMANECE SOBRE EL CONTINENTE

Ha partido Eduardo Galeano. La triste noticia me sorprende en mitad del ajetreo de esta ciudad y mi primera sensación es una especie de desamparo que comparto, sin que ellos lo sepan, con la gente que veo pasar, con la ciudad entera, con este país, con el continente. Porque mientras Galeano estuviera por allí, estábamos todos más seguros. Porque mientras Galeano estuviera observando y escribiendo para denunciar tanta injusticia, tanta deshumanización y tanta imbecilidad, todos podíamos dormir más tranquilos. Luego, el recuerdo no buscado de un tren a Machu Picchu a finales de los años setenta, atestado de campesinos, gente del Cusco y algunos mochileros, y la música de un trío de muchachos de sombrero negro y trenza que irrumpió de pronto con charango, guitarra y quena, y que me sacó abruptamente de la lectura de la biblia de los viajeros de aquellos años, Las Venas Abiertas de América Latina. Y aquella música brotaba inesperadamente de las páginas de ese libro que iluminó la mente y el corazón de tantos jóvenes que vagabundeábamos por este continente, buscando aquello de lo que Galeano nos hablaba: nuestros orígenes, la invariable tragedia de nuestra historia, el sustrato material, espiritual y cultural que debiera sustentar nuestro ser, nuestra realidad y nuestra dignidad de latinoamericanos. Y el canto de esos muchachos, orgullosamente cuzqueños, se sobreponía al murmullo del vagón, a los barquinazos del tren que los obligaba a afirmar la espalda en los asientos, al tráfico permanente de los vendedores que voceaban chicha de jora, Inkacola y chicharrón, y a la indiferencia de los gringos que pensaban, seguramente, que los músicos eran parte del paisaje, como los rebaños de llamas que los pastores arriaban, allá afuera, a certeros piedrazos con sus hondas. Y Galeano tenía razón mientras yo escuchaba esos versos en quechua, que aunque no entendía eran mi propia canción, mi propio dolor y mi propia alegría, porque hablaban de este suelo que compartimos, de nuestros ancestros comunes y, finalmente, de ese querido pueblo del Perú que, como tantos otros, luchaba contra la pobreza endémica, la corrupción y el saqueo desvergonzado de sus riquezas naturales. Porque Galeano iluminó los pasos de muchos jóvenes que no aceptábamos la “historia oficial” y nos adentrá- bamos por los senderos más recónditos buscando esa realidad que intuíamos, esa verdad dolorosa que queríamos ver, para asumirla y crecer desde ella, para elaborar a partir de esa constatación nuestra propia voz y nuestro propio pensamiento, en pos de aportar nuestro grano de arena para cambiar ese destino. Así, los niños de las islas de los Uros, frente a la ciudad de Puno, que juegan con totora con sus manitos renegridas y sus cabecitas llenas de piojos, ya no estarían tan solos en medio de este mundo desalmado donde un sistema económico deshumanizado les está robando el futuro día a día. Así, un anciano ciego con su pequeño nieto de lazarillo, no tendría que tocar su rondador durante horas y horas en un mercado callejero de Ambato, para obtener el sustento diario. Así, una campesina de Charazani no tendría que tejer interminablemente en su telar, para que un intermediario inescrupuloso le pague una miseria por su trabajo, o para que algún descriteriado le pida una rebaja sobre el precio que ya es un regalo. Porque Galeano nos entregó todo un continente que pensábamos ajeno. Porque nos enseñó a desconfiar de la historia aprendida y a reconocer a los agentes del odio que nos quieren ver enemistados, ya sea por razones políticas o económicas. Porque nos ayudó a ver en los pueblos de Latinoamérica a nuestros iguales. Porque hoy tengo hermanos que son profesores en Huaraz, artesanos en Otavalo, músicos en La Paz, comerciantes en Santiago del Estero, artistas callejeros en Curitiba, campesinos en el Chaco paraguayo o actores en Montevideo. Porque hoy tengo una patria grande que se extiende por la pampa interminable y porque el alarido de las montoneras y el furioso galope que levanta el polvo de los años se confunde con los bombos legüeros y las guitarras que hoy buscan con golpes de fuego las palabras y los sentimientos de nuestros antepasados incas y mapuches. Porque nuestra Cordillera de los Andes sigue, mucho más allá de lo que dicen los mapas, y en algún momento se abre en dos brazos donde acuna una extensa planicie y un lago sagrado donde, según los aymaras, apareció Wiracocha (viento del lago) sobre las aguas y dio origen al mundo andino. Ese mundo andino que nos ha nutrido con su cultura milenaria y cuya profunda espiritualidad recién estamos empezando a entender. Porque en ambas vertientes de esa madre cordillera, desde Venezuela hasta la Patagonia, han florecido culturas amparadas en el cauce de los ríos que desaguan en el mar y en el infinito Amazonas, y todas esas culturas nos pertenecen, al igual que los ríos invisibles de todas las sangres que se han mezclado en nuestras venas. Esas venas que, según Galeano, los mercaderes del dinero y de la muerte han estado vaciando desde la llegada de los conquistadores. De allí el desamparo y la soledad en que nos deja su partida. Porque Galeano siempre estaba allí, hablando por todos nosotros, levantando su voz por sobre el horroroso estampido de las bombas que matan y mutilan niños en tantos lugares de este planeta, alzando su voz por sobre los parlantes que venden todo al mejor postor, ignorando la más mínima ética y el respeto por los seres humanos, por su dignidad y por el medio ambiente. Soledad. Una palabra que pertenece a nuestra geografía. Esa soledad oceánica que es el sino de nuestro continente. De ella nos hablaba García Márquez cuando fabuló a Macondo, un pueblo que sobrevivía al olvido de un gobierno lejano y a las incontables guerras civiles inventándose un universo mítico. La soledad de Martín Fierro cruzando la pampa interminable, desterrado en un páramo que también era su patria, vagando en pos de un destino que jamás encuentra. La soledad de Túpac Amaru y su montonera por el Alto Perú, abandonado a su suerte por la ignorancia y la inconciencia de su propia gente, que prefirió la sumisión a un Virrey ajeno a la dignidad de un destino propio. La soledad de San Martín, quien tras la épica liberación de tres países se estrella contra el orgullo inexpugnable de Bolívar y debe renunciar a su sueño, marchando al autoexilio en Francia. Y hoy, ya sin Galeano, tenemos que sobreponernos al desamparo y a la soledad de este continente y ponernos de pie para asumir el deber irrenunciable de levantar la voz ante los hechos que atenten contra la convivencia civilizada, para hacer de esta tierra un lugar donde se respete a cada persona, a cada grupo humano, a cada etnia. Un lugar donde los glaciares eternos sigan alimentando los ríos transparentes, donde las selvas y los bosques sigan acunando la infinita vida que late bajo sus ramas. Un lugar donde el viento siga besando los trigales y los rebaños en las planicies interminables y donde los océanos sigan regresando a las playas trayéndonos el alimento y el color de la esperanza. Un lugar donde la justicie nos ilumine a todos, como el sol de cada día, como el recuerdo de Galeano. 
Juan Silva
Kollahuara de Chile Santiago,
13 de Abril de 2015

miércoles, 11 de marzo de 2015

Kollahuara en la Chimenea SUSPENDIDO

Queridos amigos: El próximo miércoles 25 de marzo a las 22:00 horas estaremos en La Chimenea, un centro de actividades culturales y restaurant del centro de Santiago, ubicado en el Pasaje Príncipe de Gales Nº 90 (calle Moneda entre Amunátegui y San Martín), donde compartiremos con ustedes nuestra música y nuestras vivencias en este largo camino del Canto Popular Latinoamericano, que tiene ya más de 40 años. Juntémonos entonces para viajar juntos por los eternos caminos de la música y la cultura popular de nuestro continente.
Amigas y Amigos, queremos informarles que el concierto anunciado para el próximo MIÉRCOLES 25 DE MARZO en La Chimenea, sera suspendido por razones de fuerza mayor. Lo lamentamos enormemente pero estaremos comunicando pronto nuestras próximas presentaciones. Un saludo cariñoso de Kollahuara..

Un abrazo para todos.

martes, 13 de enero de 2015

KOLLAHUARA en vivo, PRÓXIMA ACTUACIÓN


Queridos amigos: El próximo viernes 30 de Enero a las 22:00 hrs. nos reuniremos en el Pub Restaurant "Toque de Queda", Antonio Bellet 163, Providencia (ex Merkén), para recorrer juntos los infinitos caminos de las alturas y los valles andinos de nuestro hermoso continente. Esos caminos que recorren los pueblos originarios desde tiempo inmemoriales, llevando consigo una historia y una cultura que sigue nutriendo nuestro espíritu y nuestro quehacer musical. Los esperamos para vagabundear y soñar juntos por ese territorio mágico y eterno.

lunes, 12 de enero de 2015

Kollahuara 2015



Los actuales integrantes:


Juan Silva (director, voces, guitarra, tiple, charangón, zampoñas, etc.), 
Marco Campos ( 1a voz, vientos, guitarra, percusión, etc.)
Claudio Vásquez  (Voces, guitarra, tiple, charango y percusión)
Juan Figueroa (Voces, Vientos, charango, guitarra)
Jaime Tello (Voces y Bajo)
Alfonso Venegas (Voces, Vientos, Cuatro, percusión)

Les desean un auspicioso Año 2015,
pleno de salud, bienestar y felicidad
junto a sus seres queridos.